Recién galardonado con el Premio Kiesler, Andrés Jaque presentó en el Museo Jumex de México D.F. Superpowers of Ten. Se trata de una obra ‘en proceso’ acompañada de conferencias, talleres y performances, que reinterpreta Powers of Ten, la película que Charles y Ray Eames produjeron para IBM en 1977 a la manera de una especie de ensayo visual de nueve minutos que muestra la enormidad del mundo y sus sistemas mediantes zooms concatenados. Jaque prolonga esos nueve minutos para poner de manifiesto la complejidad de nuestros modos de vida y hacer visibles temas conflictivos que quedaron fuera de la cámara de los Eames. Superpowers of Ten se complementa con una conversación en la que Jaque y Beatriz Colomina exploran algunas de las claves de ambos trabajos —el de los Eames y el ‘metaEames’—, de la que aquí publicamos un extracto.
Andrés Jaque: Tu trabajo demuestra que, como ocurre con la televisión, aspectos decisivos de la obra de los Eames sólo pueden ser percibidos si se presta atención a los efectos que generan en un público distante...
Beatriz Colomina: Me encanta la referencia a la televisión, que por supuesto es el medio más contemporáneo a su obra, pero creo que la pregunta es sugerente no sólo en relación con los Eames, sino también con respecto a tu propio trabajo, dado que eres una de esas audiencias lejanas, en términos espaciales y cronológicos. Incluso si es crítica del trabajo de los Eames —o precisamente por serlo— tu instalación me permitió aprender más sobre su obra que la propia Powers of Ten. Si el diseño es comunicación, entonces no puede tratar solamente sobre el usuario inmediato y el uso correcto. Se trata también de comunicación a distancia, que aparte de ser la transmisión y recepción de un mensaje, es también la transformación de ese mensaje, su manipulación y afinación hasta rediseñar el objeto: la interacción...
AJ: En Powers of Ten me llaman la atención las palabras de Philip Morrison (voz en off) en el momento en el que el recorrido alcanza la máxima tensión narrativa, al terminar el alejamiento y detener el movimiento antes de iniciar el recorrido de ampliación. Morrison dice: «Este vacío es lo normal, la riqueza de nuestros vecindarios es lo que resulta excepcional.» En sus palabras hay un claro sentido del ‘nosotros’, la sugerencia de una sociedad definida por oposición a unos ‘otros’; pero también hay cierto miedo a la falta de ‘riqueza’ del ahí afuera. La película parece instalarse en un contexto más amplio, el de una amenaza. Me pregunto si Powers of Ten cumple en cierto sentido el papel de mitigar un shock..
BC: Powers of Ten es definitivamente un mitigador del shock. Algunas de sus imágenes estaban basadas en imágenes de la NASA. Para esa generación, el programa espacial no sólo debió haber sido fascinante, también tuvo que ser aterrador. La idea —la realidad, de hecho— de un ojo en el cielo produjo toda una nueva sensación del espacio y una nueva forma de vigilancia. La publicación en 1972 de la primera imagen de la Tierra tomada desde el espacio, The Blue Marble (la canica azul), mostraba un planeta aislado y frágil, necesitado de cuidados delicados, como nuestras casas, como nuestros interiores: de hecho, el programa espacial había convertido la Tierra en un interior. En este sentido,Powers of Ten es mencionada a menudo en discusiones sobre Google Earth, y en mucho sentidos es un precursor de nuestro deseo de entender el universo como una simple progresión de escalas continuas. La escala es la nueva geografía. Google Earth también ofrece un marco, una ventana que permite a cualquiera convertirse en astronauta...
AJ: En el caso de Powers of Ten, el tránsito continuo entre imágenes enmarcadas parece también pensado para evitar dar cuenta de las tensiones políticas de las que esas mismas imágenes formaban parte. ¿No te parece que el enorme interés de los Eames por ampliar la capacidad de la arquitectura para ofrecer opciones múltiples podría estar también ocultando un esfuerzo dirigido a eliminar la elección, o al menos a eliminar la presencia de conflictos y de política?
BC: Sin duda, gran parte del proyecto de los Eames, quizás la mayor parte, es un esfuerzo por alisar diferencias, conflictos y antagonismos. Hay una especie de filosofía de la «familia del hombre» que supone que debemos apreciar la belleza y la creatividad de la humanidad sin realmente averiguar qué es lo que sucede. Es otra especie de mitigante del shock. No es coincidencia que la exposición de fotografía ‘The Family of Man’ de Edward Steichen, presentada en el MoMA en 1955, concluyera con la imagen de una explosión nuclear. Pareciera que la amenaza de la aniquilación nuclear fuera utilizada como licencia para evitar temas de luchas políticas. A diferencia de los Eames, que parecían disimular su conflicto, tú pareces celebrarlo. En Superpowers of Ten te describes como un fan de la manera en que su trabajo habita sus conflictos». Es una idea muy arquitectónica. Me interesa mucho tu expresión porque describe el ser fan como una forma de ocupación espacial; ser un fan se convierte en un acto crítico y político. Esto es lo que has aportado al campo de la arquitectura.
AJ: Creo que las arquitecturas expansivas y transmediáticas de los Eames son casos anticipados del tipo de hábitat en el que vivimos hoy en día. La arquitectura no sólo actúa por medio de edificios aislados, sino por la colaboración entre edificios, objetos de distintas escalas, imágenes ficticias de la vida, diseño genético, las drogas, la moda... Ya no habitamos las ciudades, sino configuraciones transmediáticas. A mí me parece que es importante preguntar ¿cómo se habita y se hace política en estos momentos? La forma en que los Eames habitaban su casa era ensamblando y difundiendo una colección de fotos de sí mismos enmarcados por su edificio. Como ocurre en Instagram, hay formas de habitar que consisten en la autoinclusión en un encuadre.
BC: Todas las fotografías de Superpowers of Ten están tomadas desde un encuadre particular, un ángulo parecido al que podría ocupar una cámara de vigilancia situada en la esquina de la habitación, con todos mirando hacia arriba, conscientes de estar siendo observados desde arriba y más allá. ¿Qué intentabas comunicar con esto?
AJ: Queríamos mostrar cómo el uso del término ‘powers’ no se restringe a las potencias matemáticas; también hace referencia al poder, y a la capacidad de actuar y forzar a la acción. Fotografiar, retratar, observar, atestiguar, detectar, juzgar, vigilar... son formas de diseñar, de distribuir roles, de transformar. Con estas fotografías buscábamos ampliar la descripción de qué forma parte del ‘poder’ para incluir una serie de realidades problemáticas que estaban fuera del marco de los Eames. En muchos de estos casos, reconocer este poder tiene algo de extraordinario, como los poderes de los superhéroes, por eso decidimos llamar a este trabajo Superpowers of Ten.
Para mí era muy importante incluir en Superpowers of Ten una recreación de la performance que la veterana activista transgénero Flawless Sabrina hizo de la ceremonia de Miss America en 1969. Creó un interior igual de cursi e igual de bonito que el de la ceremonia original, y construyó su respuesta a la normatividad de género de Miss America a través de la moda y del interiorismo, dos medios arquitectónicos muy usados también por los Eames. Con Superpowers of Ten quería reconocer la manera en que la política se ha desplazado durante las últimas décadas hacia otro tipo de composiciones arquitectónicas, que no son las de los edificios aislados. Yo creo que la arquitectura sólo puede alcanzar relevancia política si opera en las relaciones entre diferentes tecnologías en las que las subjetividades y lo social se están disputando en estos momentos.