Genio y figura
«Le Corbusier no es un epifenómeno. Hunde sus raíces en la sustancia misma de su época. (...) Los materiales y las formas de construcción que provienen de las técnicas modernas se transforman con él en un lenguaje de formas todavía desconocido. (...) Sobre todo, Le Corbusier no habría tenido fuerza para afrontar, sin contar con más medios que su inteligencia y sus propias manos, una realidad tan compleja, si en el fondo no hubiera sido un hombre del siglo XVIII, un racionalista lleno de confianza en la era del maquinismo. “Père Corbu” —le encantaba hablar de sí mismo en tercera persona— no es, desde luego, el único padre de la arquitectura moderna y del urbanismo contemporáneo. Pero fue él quien, entre sus iguales, creó las imágenes más poderosas para visualizar las intenciones de la nueva arquitectura; y también él quien armó más ruido, y con más energía y eficacia. La semilla ha germinado. Al final de su vida, Le Corbusier pudo deponer las armas para afirmar que la batalla había sido ganada.»
Stanislaus von Moos, Le Corbusier: elementos de una síntesis, 1968. [+]