Renzo Piano podría ser catalogado como arquitecto de una cultura de tensión, si bien sus construcciones no han de ser estrictamente temporales, a pesar de sus materiales modernos. La tirante tensión (como la de sus primeras cubiertas de GRP y acero en Génova, o las de Schlumberger en París) o la relajada suspensión (como la de las oficinas Lowara en Vicenza), puede que no predominen sobre las estructuras de compresión de su 'obra'. Pero los entramados arqueados o los arcos inclinados (tanto para los pabellones de la IBM como para el aeropuerto de Kansai) parecen combarse como ballestas; y los delgados entramados y las estructuras tridimensionales se abren a los elementos (como en las oficinas B&B Italia y en el Centro Pompidou), o al menos a la luz que lo inunda todo desde arriba (como en el propio estudio de Piano en Génova y en el museo de la colección Menil). Aunque sólo a veces se pueda ver o sentir cómo flecha una estructura de Piano, siempre se puede leer y sentir personalmente el movimiento y la absorción de los esfuerzos. Dichas estructuras casi parecen seres orgánicos, destinados no a desafiar a la naturaleza, sino a emularla y a recibirla en su interior, o incluso a dejarla fluir a través del edificio (como en el aeropuerto de Kansai)...[+]