Que la arquitectura es un modo de ser naturaleza se ha convertido en la máxima que sigue con fidelidad Junya Ishigami en su trabajo, ahora enriquecido con una nueva intervención: el Jardín de Agua del Jardín Botánico de Tochigi, en Japón. La singularidad de la obra esta en su carácter reciclado: por un lado, porque Ishigami ha reutilizado cientos de árboles cuyo destino iba a ser la tala; y por el otro, porque ha sabido sacar partido a un sistema de irrigación existente para crear el suelo acuoso en el que crece una nueva naturaleza que tiene mucho de arquitectura.