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UTEC de Grafton acabada

Piranesi en Lima

31/12/2015


Yvonne Farrell y Shelley McNamara —una pareja de irlandesas que desde 1978 trabajan bajo el seudónimo Grafton Architects— dieron la campanada en 2008 con la Universidad Luigi Bocconi de Milán, una caja cívica de hormigón, semienterrada, que establecía un diálogo inteligente con su entorno y que, tras su aparente hermetismo, presentaba una gran riqueza espacial.

La receta milanesa debió gustar, porque enseguida las Grafton se hicieron con nuevos encargos docentes, desde la Universidad de Limerick hasta la de Toulouse 1, pasando por la de Kingston. Pero, entre todos ellos, el más importante fue el campus de UTEC en Lima, un concurso que ganaron en 2011 con una poderosa y poética propuesta que aunaba el esquema tipológico del Le Corbusier de las Unités con la plástica de Mendes da Rocha y Clorindo Testa, y en el que se advertían los ecos de las megaestructuras de la década de 1970.

Pero, recién terminado, el edificio ha perdido buena parte de su poesía. Sobre todo la que descansaba en la metáfora de la colina que se sugiere en el escalonamiento de la sección; metáfora que, ya materializada, resulta casi literal: una colina de hormigón que impone su masa rocosa sobre el entorno (y eso que las autoridades municipales, con buen criterio, obligaron a recortar la altura del edificio). Con todo, si hacia el exterior el UTEC adopta un carácter monumental y poco amable, en el interior mantiene las virtudes de la Bocconi: espacios laberínticos, misteriosos, casi piranesianos, pero dotados de una atmósfera agradable y cívica.

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