Opinión 

Cuerpos en movimiento

Opinión 

Cuerpos en movimiento

Luis Fernández-Galiano 
01/09/2022


Snøhetta no ha creado un cuerpo de obras, sino obras desde el cuerpo y para el cuerpo. Si el estudio se funda con la ascensión mítica al monte de ese nombre, su trabajo durante más de tres décadas está guiado por una responsabilidad social y ambiental que cristaliza en la intimidad entre el cuerpo en movimiento y el entorno natural. Huyendo del recurso a un lenguaje formal reconocible, sus edificios interactúan a través del contacto físico. Sean grandes sedes culturales o pequeños pabellones residenciales, estén en el corazón de una metrópoli o en un remoto emplazamiento rural, los proyectos del estudio fundado en Noruega en 1989 se desarrollan desde la orquestación de los diseñadores, y se destinan a la multitud de sujetos e intereses que se anudan en la coreografía material de la obra. De la Biblioteca de Alejandría al pabellón de los renos, y del bullicio insomne de Times Square a la serenidad translúcida del restaurante bajo el agua, lo construido se teje con lo orgánico.

La arquitectura se reconoce y se percibe a través de los cuerpos en movimiento, que se apropian de ella mediante el tacto y la pisada. A diferencia de la promenade architecturale corbusierana, que recorre los espacios con la vista a semejanza de un travelling cinematográfico, el contacto con la obra se produce con las yemas de los dedos y con las plantas de los pies, en un viaje interior donde la conciencia de la gravedad es tan importante como la percepción térmica de la piel. Y a diferencia también de las plataformas y mesetas defendidas por el también escandinavo Jørn Utzon, Snøhetta propone los planos inclinados para que su tránsito más arduo nos haga conscientes de nuestro propio cuerpo, en un retorno narrativo a la subida primigenia que Kjetil Traedal Thorsen halla ejemplarmente materializada en las cubiertas transitables de la Ópera de Oslo, una obra maestra donde la utopía comunitaria y ecológica del estudio se expresa con una singular elocuencia estética.

En un mundo más complejo y difícil, que no renuncia a mejorar a través de las siete oficinas que orlan el planeta como una guirnalda de imaginación y rigor —desde la originaria de Oslo, y a través de París, Innsbruck, Hong Kong y Adelaida para cruzar el Pacífico hasta San Francisco y Nueva York—, Snøhetta se enfrenta al cambio climático con una conciencia ambiental empeñada en contribuir a la descarbonización de la economía y la construcción mediante la contabilidad energética y el control del ciclo vital de sus edificios; un compromiso ecológico presente en su trabajo desde sus inicios, pero sin que el respeto por la naturaleza disminuya la voluntad de innovación técnica y pertinencia social que igualmente caracteriza su enfoque versátil e inclusivo. Ayunos de lenguaje codificado y grávidos de experiencia, los componentes de este estudio plural ponen su cuerpo y su talento al servicio de otros cuerpos en movimiento: no los pierdan de vista.  


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