Las calles desiertas se volverán a llenar y saldremos de nuestras madrigueras. Pero el mundo será diferente de cómo lo imaginábamos en lo que pensábamos que eran tiempos normales. Esto no es una ruptura temporal. La crisis por la que estamos pasando es un punto de inflexión en la historia.
La era del apogeo de la globalización ha llegado a su fin. Un sistema económico basado en la producción a escala mundial y en largas cadenas de abastecimiento se está transformando en otro menos interconectado, y un modo de vida impulsado por la movilidad incesante tiembla y se detiene. Nuestra vida va a estar más limitada físicamente y a ser más virtual que antes. Está naciendo un mundo más fragmentado, que, en cierto modo, puede ser más resiliente. La tarea que nos espera consiste en construir economías y sociedades más duraderas y humanas que las expuestas a la anarquía del mercado global... [+]