Sociología y economía 

Chamartín sin forma

Expansión del norte de Madrid

Miguel Aguiló 
31/05/2019


Todo cabe en la ciudad. Caben todas las viviendas, oficinas, tiendas o parques necesitados o queridos por los ciudadanos. Pero, para que en ellos se pueda vivir, trabajar, comprar o descansar, es preciso construirlos como partes de la ciudad. Por tanto, hay que ubicarlos y articularlos entre sí y con el resto de las piezas que conforman la urbe. Esto vale también para una parte de ese artefacto dotado de vida que es Madrid, Chamartín, un ámbito en el que se dan tres graves problemas de salud: la brecha de las vías sin cerrar; el hecho de que un tramo de su calle principal esté sin definir; y que esté sin reformar su estación de ferrocarril.

Madrid lleva treinta años tratando de resolver estos tres problemas, pero no ha logrado dar un solo paso hacia su solución. Y la más reciente propuesta —surgida del acuerdo para reinventar un viejo pacto entre el Ayuntamiento, un banco y una constructora— no incluye su tratamiento. A ello se suma que las partes que han firmado ese acuerdo no han actuado como promotores ni creadores de ciudad, sino como meros inversores ajenos al área.

En vez de curar la herida y las dos enfermedades crónicas, se han limitado a manejar metros de superficies edificables y euros de inversión. El resultado de esa abstracción son esos prismas de distintas alturas y colores, dispuestos junto a unas cintas verdes, que pueden verse en una maqueta gris de toda la zona norte de Madrid que se expone al público desde hace unos meses en Madrid. La disposición de esos elementos sobre el plano carece de toda intención formal: parece la obra de un niño que hubiera ido colocando cubitos de plástico por colores y tamaños a ambos lados de unas vías de comunicación que pintó de verde...

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