Precisamente por tratarse del período de formación de la sociedad burguesa, el siglo XIX proporciona la clave para desentrañar el contenido de la idea de privacidad que, a principios del XX, ya se había convertido en uno de los componentes más activos de la ideología dominante. Estos nuevos modos de habitar van a tener un claro reflejo en la configuración de los espacios residenciales privados, que de este modo darán cobijo a unas nuevas relaciones familiares. Michelle Perrot establece los puntos de inflexión de esa generalización de la intimidad que, antes, sólo había correspondido a las clases altas y siempre en un sentido puramente discriminatorio.
«La vida privada debe quedar encerrada entre muros. No está permitido indagar ni dar a conocer lo que ocurre en la casa de un particular», escribe Littré (Dictionnaire, 1863-1872). Según él, la expresión «muro de la vida privada», inventada por Talleyrand, Royer-Collard o Stendhal, habría tomado cuerpo, como muy pronto, hacia 1820... [+]