Kenneth Frampton

Resulta insólito encontrar un proyecto residencial de baja altura y alta densidad en este momento de abandono del género en favor de un modelo burocrático de bloques y torres, o bien del tipo despilfarrador y lujoso de la casa individual. Los desarrollos a partir de unidades se han convertido en una rareza. 

En esta promoción de 14 unidades en hilera, divididas en dos grupos de siete y proyectadas por Pierre-Alain Croset y Gaetano Bertolazzi en el confín occidental de Brescia, se desarrollan tres temas que son únicos a pesar de los estándares del tipo. En primera instancia, las casas están individualmente servidas por garajes subterráneos, ingeniosamente alojados en la superficie del suelo; en segundo lugar, la formación en V del conjunto incorpora patios y terrazas de cubierta que permiten unas posibilidades bastante insólitas de relaciones entre interior y exterior. Finalmente, las unidades se levantan en medio de un parque abierto, delimitadas en sus lados noroeste y sureste por unas hileras de árboles que acompañan el curso de un torrente. 

Los tipos de unidad merecen un examen atento tanto por el microcosmos interior como por el ámbito exterior que crea su ingeniosa configuración. La relativamente larga aproximación peatonal desde la entrada del jardín se expande a modo de eje visual mediante una línea perspectiva que se prolonga a través del volumen residencial y hasta el jardín trasero. En la planta de las viviendas, esta extensión incrementa espacialmente lo que de otra forma habría sido un estar comedor bastante restringido. De hecho, el volumen construido está provisto de tres ‘extensiones’ espaciales diferentes, cada una de las cuales permite una relación escalar distinta. En primer lugar, el jardín posterior; en segundo, un patio interior rodeado en tres de sus lados por los espacios del estar, el comedor y la cocina; y, finalmente, la vista desde la trasera hacia la entrada. El dormitorio principal de la primera planta ha sido objeto de un juego de escalas similar: el lado sureste, abierto hacia la terraza de cubierta y el jardín, e inmediatamente debajo, hacia el patio central. Al tiempo, otra ventana en el lado suroeste dirige la mirada hacia la entrada. 

Apropiación del lugar
Lo más atrayente de este conjunto aterrazado es el ritmo sincopado de su forma acastillada, realzada por la alternancia de dos colores en las fachadas: del rojo al amarillo cuando uno pasa de la vía rodada al frente ajardinado. Y si en esa fachada noroeste la parte superior es roja, en la sureste es al contrario. Este contrapunto remite a la tradición polícroma de la vivienda en la larga historia del Movimiento Moderno. 

Si algo queda ambiguo es quizá la relación entre la traza del emplazamiento y el tratamiento del suelo, ya que de alguna manera no está clara la posible apropiación del parque. ¿Podrán los edificios vecinos disfrutar de este beneficio o parecerá siempre que el prado pertenece sólo a la hilera? Probablemente esa indeterminación se derive de la posición de la espina de viviendas a lo largo de la línea central del solar. Si esta espina junto con el acceso hubiese gravitado hacia el límite noroeste, el parque podría haberse desviado hacia el barrio de Badia (de casas populares construidas entre 1955 y 1958), haciéndose más accesible en términos psicológicos. Aun así, este trabajo es un logro notable y merecería repetirse en las restantes parcelas previstas en el plan de la zona...[+]