El solar de Rietlanden es quizá el más urbano de todos los comprendidos dentro de la actuación que ha recuperado para una función residencial los muelles de Java, KNSM, Borneo y Sporenburg tras el traslado, en los años setenta, de la actividad a la zona oeste del puerto de Amsterdam. Ya en tierra firme, pero inmediatamente enfrentadas al muelle de Borneo, tres manzanas median entre el nuevo barrio al borde del agua y un parque que se adentra en la ciudad consolidada. Alineando su directriz con la de las hileras sobre los muelles, sus volúmenes prismáticos esconden tras una envolvente deliberadamente uniforme una variedad tipológica destinada a diversificar la estructura social del nuevo distrito, fomentando una convivencia estrecha entre distintos modos de vida.

Ocho tipos distintos de alojamiento se reparten entre los tres bloques, que comprenden 54 viviendas de precio libre y 35 de alquiler subvencionado. La llamada ‘vivienda-invernadero’—iluminada por un gran lucernario— es junto a la denominada ‘drive-in’ —con garaje individual— el tipo más extendido y entre ambas configuran los lados largos de las manzanas. Hacia la avenida Van Eesterenlaan —el eje urbano que separa la propuesta del agua— el conjunto se remata con sendos testeros de apartamentos y dúplex que trasladan el salón al nivel superior para disfrutar de la vista portuaria y habilitan una terraza sobre los locales comerciales de planta baja, de mayor profundidad. El pasaje que separa las dos manzanas de menor tamaño enfrenta a dos hileras de adosados —el tipo por excelencia de la periferia residencial— que acusan aquí su inserción en la manzana y su consiguiente carácter urbano, sustituyendo el típico jardín en una azotea en la última planta. Con apenas huecos abiertos hacia el parque, la manzana menor se vuelca sobre un patio común que, al igual que los espacios públicos de la Borneo Eiland, se pavimenta con piedra de Bélgica reforzando así su vocación urbana.

Este repertorio de formas de habitación no tiene reflejo alguno sobre las fachadas, revestidas de ladrillo oscuro de clínker y perforadas por una retícula de grandes ventanales de suelo a techo. Alterada por el ritmo de las medianeras —que acusa la pequeña escala doméstica— la gran forma de la manzana reacciona ante la proximidad portuaria insertando en su alzado este unos paneles de hormigón serigrafiados con escenas de la actividad laboral que en otro tiempo dominó este enclave, mientras los testeros que dan al parque aparecen marcados por los nidos prefabricados de golondrinas que se han insertado en el muro siguiendo el patrón de vuelo de una bandada de aves... [+]