En el interior del distrito Western Harbor de Malmö, tercera ciudad más importante de Suecia, se yergue esta torre de 190 metros de altura. Es éste un ámbito urbano renovado, que a través de iniciativas como la primera muestra europea de vivienda, llamada Bo01, que tuvo lugar en 2001, ha transformado su tejido industrial en decadencia en uno residencial y terciario. Este proceso se benefició de la construcción del puente Öresund, que conecta Suecia con Dinamarca, y de las buenas condiciones ambientales que ofrece el emplazamiento, a orillas del Mar Báltico.

La nueva torre toma su forma de una escultura, la Turning Torso, que se inspiraba en un torso humano realizando un giro, y lleva esa referencia antropomórfica hasta las últimas consecuencias. En el desarrollo de este giro se alza solitaria sobre los edificios circundantes, que de media tienen cuatro o cinco plantas; esta soledad en las alturas le proporciona unas vistas inmejorables sobre el entorno, pleno de contrastes. Compuesta por nueve cubos de cinco plantas cada uno, éstos van girando en su ascensión en torno al núcleo circular de comunicaciones, ubicado en el centro de la planta. Los dos primeros cubos se dedican a oficinas y los siete siguientes a viviendas de lujo de superficies variables, exceptuando las dos plantas superiores, que albergan dos salas de reuniones cada una. Además del núcleo central de hormigón armado, que tiene un radio de 5,30 metros y un espesor en su base de 2,50 metros, la estructura se refuerza con un entramado exterior de acero, llamado exoesqueleto, formado por una espina helicoidal ascendente y puntales horizontales y diagonales.

La potencia de la solución formal se manifiesta desde todos los puntos de vista, originando variadas percepciones en función de la situación en que se encuentre el espectador. En la distancia aparece esbelta, y el giro de 90 grados que realiza se antoja ligero y grácil, pero en la aproximación su imagen varía, y se hace más violento su movimiento, hasta el punto de que ciertas perspectivas provocan una incómoda sensación, como de estar a punto de presenciar su colapso.

El cerramiento de fachada está compuesto por dos tratamientos distintos: en el muro cortina empleado en dos frentes predomina el vidrio, mientras que en los otros tres se utiliza una fenestración más convencional y son las superficies ciegas las que predominan. Las ventanas tienen una geometría romboidal; ello genera unos espacios interiores extraños, ya que las líneas verticales deben competir con las diagonales, provocando cierta confusión... [+]