Como si se tratase de una adaptación a la creciente densidad de Nueva York, esta esbelta torre se recubre de una reluciente cortina angulosa para crear una presencia icónica en el paisaje urbano de Manhattan. La Midtown Residential Tower, compuesta enteramente por condominios multifamiliares y espacios de servicio, se eleva a lo largo de sesenta plantas y más de 210 metros en los que es capaz de desafiar muchas de las características de los rascacielos convencionales.

Así, a diferencia de lo que venía siendo habitual, los equipamientos del edificio se reparten de forma equitativa entre todas las alturas, formando cinco ‘bloques sociales interconectados’ que generan una comunidad urbana vertical. A su vez, los jardines al aire libre se organizan como una serie de espacios superpuestos, situándose como máximo a cuatro plantas de separación de cualquiera de las mencionadas unidades residenciales; y los balcones se conciben como un conjunto de grandes terrazas comunitarias de carácter interactivo. La obra responde a un nuevo tipo de ecosistema comunal que promueve las relaciones sociales dentro de un edificio en altura.

Esta configuración, que toma la forma de un escalonamiento al aire libre, crea herramientas versátiles para promover los nexos humanos, al tiempo que convierte la vida residencial de la torre en una experiencia colectiva.