Diseñado para la comunidad hinduista de Wadeshwar con la colaboración del sacerdote y de los habitantes de las localidades cercanas, y levantado por los aldeanos a través de shramdaan (contribución con donativos o con trabajo), el templo, de muy reducido presupuesto, se construyó utilizando una piedra de basalto local procedente de una cantera situada a 200 metros, y dotada de una pátina natural que le confiere un aspecto arcaico al templo.

Con un esquema inspirado en la arquitectura hinduista tradicional, el edificio evoca la forma de los templos shikhara, típicos de la India septentrional. Robles blancos delimitan una sala al aire libre, con los árboles como columnas y el cielo como techo —el mandapa o sala de oración y reunión—. Dos muros de basalto sirven de pausa en el camino y conducen sobre el eje Este-Oeste hasta el santuario interior —o garbagriha—, un espacio cerrado e íntimo iluminado por un tragaluz cenital. En el exterior, la iconografía religiosa forma un conjunto de instalaciones diseminadas en el paisaje.