Considerado como uno de los máximos exponentes de la arquitectura nobiliaria del Renacimiento valenciano, el Palau-castell de Betxí es desde 1997 un Bien de Interés Cultural, lo cual lo dota de un nivel de protección muy alto. Levantado sobre los vestigios de una antigua fortificación medieval, el edificio se rehízo en el siglo XV para convertirse en palacio, y sus trazas góticas fueron la base de una intervención renacentista que implicó la construcción de un elegante claustro de columnas jónicas y arcos carpaneles, una nueva portada alla rustica y cuatro torreones en las esquinas. Abandonado con el tiempo, el monumento se convirtió en una vivienda colectiva, antes de pasar a manos de Pascual Meneu, catedrático de Lenguas Semíticas, que revitalizó el edificio dotándolo de nuevos usos culturales y lúdicos; una actuación que, sin embargo, no evitó la demolición de la mitad norte del edificio, donde se construyeron bloques de viviendas en la década de 1970. Partiendo de estas premisas, el plan director del palacio busca garantizar la conservación del palacio a través de una serie de fases económicamente viables. Estas han permitido consolidar las estructuras, por un lado, y actuar, por el otro, sobre el patio, cerrándolo mediante un nuevo paramento de madera y espejo que replica la realidad existente y devuelve al patio la unidad perdida... 
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