El proyecto consiste en la rehabilitación del castillo de Sant Julià de Ramis, una fortaleza militar levantada a finales del siglo XIX que se encuentra en el municipio homónimo, a poca distancia de la capital provincial. El conjunto, que tras su cierre en la década de 1970 había sufrido un progresivo proceso de abandono y se encontraba en avanzado estado de ruina, conservaba sin embargo distintas dependencias históricas realizadas con bóvedas y gruesos muros de piedra, la mayoría de ellas semienterradas y conectadas entre sí mediante túneles y galerías. La propuesta comprende la recuperación de estas preexistencias, así como la construcción de varios edificios de nueva planta entre los que se reparten un centro de arte contemporáneo —que incluye residencias-taller temporales para creadores y un museo dedicado a la joyería—, un espacio para eventos y conferencias, un hotel de cinco estrellas y dos restaurantes.

Para salvar el desnivel del solar, el programa se distribuye en dos zonas. La mayor parte de los usos se sitúan en el tramo inferior, alojados en una sucesión de piezas macladas a distintos niveles que conforman un frente fragmentado hacia el río Ter. Junto a la entrada principal, sobresale un salón de actos subterráneo, cubierto por una cúpula oval de 7,5 metros de altura ejecutada en hormigón visto. Por otro lado, en la cota más elevada —conocida como el ‘reducto’, lugar donde antiguamente se guardaban los explosivos— se encuentran el hotel y el restaurante Atempo gestionado por el chef Jordi Cruz. En este caso, sobre los restos del antiguo basamento se superpone una banda programática en forma de C —articulada con cubiertas de hormigón de gran canto— que delimita un espacio central con piscina y zonas de descanso. Las habitaciones se distribuyen radialmente, de modo que el acceso se realiza desde el jardín a través de una galería, mientras que los interiores se proyectan al paisaje circundante.

Se combinan dos soluciones constructivas: por un lado, muros de contención y gruesas cubiertas vegetales, que mantienen el carácter de fortaleza y remiten a las trazas del lugar; por otro, cerramientos ligeros y cubiertas de acero cortén, que expresan el espíritu contemporáneo de la rehabilitación. Además del hormigón, se incorporan otros dos materiales: tierra natural y corcho. El primero sirve de aislamiento, y se emplea como encofrado para los acabados interiores de las cubiertas del hotel, el restaurante y el salón de actos, donde además sirvió para perfilar la forma ovalada. Para construir este espacio se integró asimismo corcho en la mezcla de tierra, de modo que conformara un acabado con propiedades acústicas.