La reconstrucción del World Trade Center de Nueva York ha sido uno de los retos urbanos y arquitectónicos más importantes de los últimos tiempos. Después de varios meses de debate público, en agosto de 2002 se convocó el concurso para definir el plan director de la Zona Cero en Manhattan.

La propuesta finalista de Foster+ Partners incluía tres elementos principales: un monumento en memoria de las víctimas en torno a las huellas de las Torres Gemelas, un parque que se extiende hasta el frente del río Hudson y una única torre formada por dos volúmenes enlazados, que ha sido diseñada para ser la más segura, ecológica y alta del mundo.

La geometría cristalina del edificio, formado por dos poliedros enlazados, se basa en la forma del triángulo, símbolo intercultural de la armonía, la unidad y la fuerza. Los dos volúmenes se unen en tres puntos, creando lugares estratégicos que, además de funcionar como vías de emergencia, albergan espacios públicos con cafeterías, salas de exposición y miradores. En términos urbanos, la reconstrucción actúa como catalizador de la regeneración del Bajo Manhattan, aprovechando la oportunidad para revitalizar un área que se encuentra en un momento de declive económico.

El plan director que finalmente se llevó a cabo, desarrollado por el estudio de Daniel Libeskind, incluye cuatro torres —proyectadas por Skidmore, Owings & Merrill, Foster + Partners, Richard Rogers Partnership y Maki and Associates—; un intercambiador de transportes proyectado por Santiago Calatrava; un monumento en recuerdo de las víctimas diseñado por Michael Arad y Peter Walker; y un pabellón de visitantes desarrollado por Snøhetta.

La Torre2, diseñada por Foster + Partners, se sitúa en la esquina noreste de la parcela, en el 200 de Greenwich Street. Su perfil cristalino y su remate con forma de diamante reflejan la función del edificio como hito simbólico que se añade al skyline de Nueva York. Organizada en torno a un núcleo central cruciforme, la torre está formada por cuatro bloques interconectados con espacios de oficina flexibles y diáfanos. En el nivel 64 los cuatro prismas se cortan en diagonal, orientando su frente hacia el vacío de las Torres Gemelas. Los espacios situados en el remate inclinado disfrutan, por tanto, de unas vistas espectaculares sobre el río, el parque y la ciudad. A nivel de calle, las conexiones urbanas se refuerzan mediante paredes de vidrio, que enlazan visualmente el interior y el exterior.