Situada en lo alto de una atalaya y al borde de uno de los meandros del río Duero, la Plaza Mayor de Almazán es un ejemplo claro de ‘plaza castellana’ en la ciudad histórica de gran valor paisajístico, compartiendo protagonismo con la Muralla y la Iglesia de San Miguel, ambas del siglo XII, y el palacio de los Hurtado de Mendoza del XVI.

Además de reordenar la plaza, poniendo en valor los edificios históricos existentes, el proyecto recupera la conexión del centro de la villa con el paisaje circundante, facilitando la salida directa a la muralla sobre el río.

El proyecto es resultado de un concurso celebrado en 2008, cuyo fin era —con un presupuesto máximo de 2.500.000 euros— reordenar la plaza, liberarla de obstáculos y lograr un entorno más limpio donde destacaran los edificios históricos que conforman el principal interés turístico de la localidad. Asimismo se buscaba rescatar la conexión del casco histórico con el paisaje circundante, facilitando la salida directa desde la plaza a la muralla sobre el Duero. Otros objetivos eran crear un pavimento continuo que absorbiera los desniveles existentes y solucionara los problemas de accesibilidad a los edificios; semi-peatonalizar el área para mejorar el comercio, los servicios y el ocio; y rediseñar la secuencia de miradores sobre el río y la arboleda que circunda la plaza, creando un recorrido peatonal, alrededor de la iglesia y el Ayuntamiento, mediante pasarelas, elementos volados, etc.

El peatón y el entorno monumental recuperan su papel de protagonistas del espacio público; la topografía, el mobiliario urbano y el pavimento contribuyen a consolidar la configuración del ‘cuadrilongo’ original. 

A través de la topografía, el mobiliario, las trazas y la materialidad del pavimento, el proyecto consolida la configuración del ‘cuadrilongo’ original y recupera espacios propios, como ‘la rinconada’. El área destinada al vehículo rodado se reduce, el viandante recobra su papel como figura principal del espacio público, y el entorno monumental reconquista el protagonismo histórico perdido. 

Se proyecta una nueva escalera que conecta la Plaza Mayor con la Ronda del Duero que discurre junto al río, resolviendo así la diferencia de cotas y la conectividad entre estos dos ámbitos. A su vez, el diseño compositivo de la escalera se dibuja en el paisaje extramuros como un lienzo de muralla que viene a completar el trazado de la muralla histórica. Dos nuevos miradores cosen la plaza con el paisaje circundante: uno en el Postigo de San Miguel de la Muralla, con acceso desde la Plaza Mayor y con vistas al paisaje; y otro sobre el Duero, con acceso desde la Ronda Río Duero y que viene a completar la actuación en las zonas perimetrales. La elección de la madera como material principal y el uso de una estructura volada que minimiza el contacto con las edificaciones existentes permite la integración respetuosa de las nuevas construcciones en la perspectiva histórica de Almazán. La actuación ha servido para dignificar la villa potenciando al mismo tiempo la oferta turística, uno de los principales motores de su economía.

Una nueva escalera conecta la plaza con la ronda que discurre junto al río, resolviendo la diferencia de cotas; dos espectaculares miradores en voladizo sobre el paisaje se convierten en un atractivo para habitantes y turistas.  


Cliente Client

Ministerio de Fomento

Arquitectos Architects

Churtichaga + Quadra-Salcedo arquitectos.

Dirección facultativa building manager: Josemaría de Churtichaga, Nathanael López (arquitectos architects); Joaquin Riveiro, Martín Bilbao (aparejadores quantity surveyors)

Colaboradores Collaborators

Nathanael López, Mauro Doncel, Juan de la Torre (arquitectos architects)

Contratista Contractor

UTE Almazán (Rover Alcisa+Hormisoria)

Superficie Floor area

6.900 m² (aprox.)

Presupuesto Budget

2.231.487 euros

Fotos Photos

Fernando Guerra