El plan director de Santa Giulia, la primera gran intervención de los últimos cincuenta años en Milán, transformará la antigua zona industrial del sureste de la ciudad en un núcleo urbano que combinará viviendas, oficinas, tiendas y restaurantes con equipamientos culturales como centros de congresos o salas de exposiciones. Su posición intermedia entre el corazón de la ciudad y las áreas suburbanas le proporciona las ventajas de la proximidad con el centro y los beneficios de un entorno con aire fresco, seguridad y privacidad. Uno de los aspectos fundamentales del plan director es la creación de amplios espacios verdes, complementados por un gran parque central que funciona como pulmón de la ciudad. A través de la interconexión de áreas abiertas y espacios compactos se consigue un equilibrio entre lo natural y lo urbano, creando un entorno apacible y seguro.

La superficie total, de 1,1 millones de metros cuadrados, está formada por tres zonas distintas que históricamente estaban destinadas a usos diferentes. El proyecto convierte estas parcelas aisladas en un todo unificado, coherente y orgánico. Dotado de una excelente infraestructura de transporte, el distrito Milano Santa Giulia tendrá conexiones directas por aire, tren y carretera. Además, una línea de tranvía recorrerá todo el barrio y lo enlazará con el centro de Milán. Con capacidad para 12.000 personas, el desarrollo residencial ha sido diseñado para promover una rica mezcla de residentes, incluyendo en un mismo complejo desde pequeños estudios individuales hasta amplias viviendas familiares o lujosos áticos con piscina en la cubierta.

El elemento principal del distrito es un paseo central de 480 metros de largo, que se encadena con una serie de plazas públicas. Rematado en cada uno de sus extremos por un centro de congresos y un cine, el paseo goza de una intensa actividad pública que lo convierte en la ruta peatonal principal del barrio. El ancho, de 24 metros, permite que haya espacio suficiente para el tranvía, zonas verdes, láminas de agua y áreas peatonales, al mismo tiempo que se mantiene la sensación de intimidad típica de las calles comerciales de Milán. A ambos lados de la calle central, una zona porticada de seis metros de ancho genera un espacio exterior que se puede disfrutar con independencia de las condiciones climáticas. Los materiales seleccionados reinterpretan de forma contemporánea elementos tradicionales como la piedra, siguiendo la tradición constructiva de Milán para la creación de un nuevo núcleo residencial, cultural y comercial.