El barrio de Adlershof, al sudeste de Berlín, se convirtió en el principal baluarte de la investigación aeronáutica de la Alemania del Este y tras la reunificación se ha transformado en un incipiente parque tecnológico. Frente a las austeras construcciones del entorno y las lógicas ortogonales propias de un programa destinado a la investigación, el complejo dibuja un sinuoso y colorido límite, que se adapta a la vegetación existente y genera una serpenteante calle entre los dos volúmenes que lo conforman. La piel se construye por dos láminas de vidrio, que integran la estructura de columnas pareadas y el sistema de ventilación. Los soportes configuran a su vez chimeneas por las que se distribuyen las instalaciones a los distintos niveles, para así permitir una gran flexibilidad en los espacios de estudio. El intercolumnio funciona como un conducto solar y participa del sistema de ventilación natural del aire, que penetra en la cámara por unos huecos situados en la parte inferior del vidrio exterior y pasa al interior a través de las ventanas de la hoja interna, para escapar por los pilares. Junto con una protección solar eficiente, este concepto minimiza en gran medida la demanda de energía. Además, la fachada también alude a los laboratorios, dedicados a la ciencia fotónica, distribuyendo todos los tonos del espectro visible por su ondulante superficie...[+][+]