El bastión de Vechten forma parte de la red de 48 fortalezas que configuraron la llamada Nueva Línea Fluvial Holandesa, frontera militar construida entre los siglos XVII y XX y que consistió en un anillo inundable de 85 kilómetros de longitud, formado por diques, esclusas y canales, y capaz de proteger las ciudades de la frontera en la medida en que resultaba imposible cruzarlo a pie y, dada su estrechez, atravesarlo con barcos. Este carácter estratégicamente inundable se explica en el nuevo museo erigido en el enclave, a través de una espectacular maqueta de cincuenta metros de longitud, que está dispuesta al aire libre para mostrar a los visitantes el complejo sistema de esclusas que hacía posible la defensa mediante el agua.

Abrazando esta maqueta, el pabellón principal del museo consiste en un volumen completamente enterrado cuya geometría orgánica contrasta con la rigidez del viejo baluarte, al cual se conecta directamente para dar continuidad al itinerario. Por lo demás, la misma materialidad pesada —definida por el uso del hormigón armado con acabados en bruto— caracteriza a las dos piezas, que se combinan para acabar dando pie a un conjunto que, más que un edificio, se asemeja a una topografía perfectamente integrada en el entorno y cuya riqueza interior resulta imposible adivinar desde fuera.