Hasta su cierre en 2011, la central eléctrica de Dogpatch era el último edificio industrial en funcionamiento del que otrora fuese una de las áreas industriales más activas de la Costa Oeste, actualmente en proceso de gentrificación: en sus casas obreras eduardianas residen hoy artistas y diseñadores, y en las naves portuarias se instalan empresas de la talla de Uber.

Un ambicioso masterplan busca ahora revitalizar los terrenos de la planta desmantelada, en una combinación de inmuebles residenciales y de oficinas a la que Foster+Partners aportará dos construcciones ex novo. Junto a ellas, el estudio que dirigen Jacques Herzog y Pierre de Meuron, en colaboración con Adamson Associates, será el encargado de rehabilitar la llamada Estación A, un edificio de ladrillo de principios de siglo que acogía la sala de turbinas del conjunto.

Como ya hicieran en la Tate londinense (véase Arquitectura Viva 71), el recinto central conformará un gran atrio de acceso, donde pasarelas y miradores se desplegarán sobre las plataformas que en su día albergaban la maquinaria; y en este caso la poderosa cimentación original será aprovechada además para levantar un bloque acristalado de varias plantas y con estructura de acero, que contendrá espacios de trabajo y estará revestido con lamas orientables. 

© Herzog & de Meuron

© Herzog & de Meuron

© Herzog & de Meuron