Estabilización del sistema de cuevas antrópicas urbanas en Tomelloso
José Antonio Aguado Benito   Javier Vellés Montoya 

Estabilización del sistema de cuevas antrópicas urbanas en Tomelloso

José Antonio Aguado Benito   Javier Vellés Montoya 


En el corazón del barrio de La Esperanza, en Tomelloso, un equipo multidisciplinar ha ejecutado con éxito un proyecto de estabilización de un sistema de cuevas en riesgo de colapso bajo la transitada avenida del Príncipe Alfonso. La intervención, liderada por los arquitectos José Antonio Aguado Benito y Javier Vellés Montoya, junto al geólogo Juan Alonso Aperte, surge como una actuación de emergencia frente al grave deterioro de una estructura subterránea con más de 40 metros de longitud y vanos de hasta 12 metros.

Las cuevas-arenero, excavaciones sin trazado previo realizadas en épocas de extrema necesidad, como la posguerra, son uno de los legados más frágiles de la historia subterránea de Tomelloso. A diferencia de las tradicionales bodegas-cueva vinculadas a la producción vinícola de la región, estas estructuras nacieron como resultado de una minería de subsistencia, persiguiendo vetas de árido en condiciones extremadamente precarias. El resultado: cavidades de formas irregulares, grandes luces y escasa estabilidad.

El sistema intervenido presentaba un estado de conservación muy degradado. Su techo estaba dañado, con bóvedas fisuradas, desprendimientos internos, pozos negros activos y vertidos incontrolados. Todo esto, agravado por la vibración continua del tráfico pesado de la avenida. En dos años previos se registraron tres hundimientos en el barrio, generando cráteres de hasta 11 metros de diámetro y más de 6 de profundidad, que destruyeron viviendas y parte del viario.

La propuesta de Aguado, Vellés y Alonso rompe con las soluciones convencionales. En lugar de utilizar hormigón proyectado—que altera el equilibrio hídrico del entorno—o rellenos costosos, se apostó por una reinterpretación de técnicas tradicionales locales, inspiradas por las más de dos mil bodegas-cueva que aún existen en Tomelloso.

La intervención contempla, en primer lugar, la aplicación de una aguada de cal sobre los paramentos. A continuación, se construyen pilares de fábrica que reducen la luz del vano, junto con un muro aligerado mediante arcos parabólicos que actúa como soporte lineal de la bóveda fracturada. Tanto los pilares como el muro cuentan con una hoja exterior de ladrillo macizo y un núcleo de hormigón elaborado a partir del reciclaje de escombros desprendidos y mortero de cal. Los pilares tienen forma de hiperboloide y se ensanchan en sus extremos para evitar fenómenos de punzonamiento en la parte superior y asentamientos en la inferior.

La elección del mortero de cal responde tanto a razones estructurales como medioambientales: permite mantener el equilibrio hídrico del terreno, esencial para la estabilidad del sistema, y contribuye a la fijación del dióxido de carbono.

El proyecto no solo ha logrado evitar el colapso de esta cueva, sino que se plantea como modelo de regeneración urbana sostenible. La utilización de materiales de proximidad, la posibilidad de replicar las técnicas por parte de maestros constructores locales y su bajo coste económico convierten esta intervención en una referencia de futuro.

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