El campus de la Universidad de Almería se encuentra en un entorno privilegiado desde el que se disfruta de vistas al mar Mediterráneo y el cabo de Gata. El trazado general se estructura con un eje arbolado de gran amplitud perpendicular a la línea de la costa, que se ensancha al deslizarse hacia el mar hasta la rotonda de acceso y se funde con la profundidad del horizonte salado. De esta vía parten ortogonalmente los caminos peatonales que dan acceso a los edificios docentes, mientras que al perímetro de vías rodadas se adosan las zonas de aparcamientos. Los desplazamientos interiores se convierten así en paseos para ver las ráfagas de mar entre los edificios.

La parcela de actuación se sitúa en la parte superior de la avenida principal. La distribución prevista por el planeamiento fijaba la ubicación y el tamaño de tres edificios, de los cuales ya existe el aulario al sur, que cierran una plaza abierta por el este a la vía central. La estricta normativa y el ajustado programa llevaron a utilizar mecanismos que evitaran la colmatación. La horizontalidad de los huecos rasgados del edificio de talleres, al oeste, se rompe con dos volúmenes de dimensión vertical que acogen las escaleras y dan pistas sobre la ubicación de los accesos. Las tres plantas de este frente se reducen a una en el contrario, donde cisco naves de talleres con cubierta en diente de sierra proporcionan la imagen industrial que se asocia a la enseñanza técnica.

En el edificio de laboratorios, al norte, la luz se filtra por un paño de pavés, atraviesa los despachos y llega hasta el anillo de circulación, que se abre progresivamente con la dimensión vertical: las tres estancias que en planta baja ensanchan el corredor son tres patios en planta primera y uno solo en la segunda. La unidad visual de los elementos prefabricados se materializa en un recorrido infinito gracias a la galería que une ambos edificios en la segunda planta y que se tiende entre los dos buques encallados en la orilla, demasiado tierra adentro para volver a navegar... [+]