Hornos de calcinación, Lucainena de las Torres
Castillo-Miras arquitectos 

Hornos de calcinación, Lucainena de las Torres

Castillo-Miras arquitectos 


Los yacimientos de hierro de Lucainena de las Torres, en la provincia de Almería, comenzaron a explotarse a finales del siglo XIX. Para ello se construyó un ferrocarril hasta la bahía de Agua Amarga. Tras unos años de explotación, la aparición de carbonato pobre en hierro, que requería ser calcinado para que adquiriese la riqueza que demandaba la industria siderúrgica, hizo que en 1900 se procediera a la construcción de una batería de ocho hornos de calcinación de mineral.

Los hornos se cargaban desde unas vagonetas que, a través de planos inclinados, transportaban el mineral desde las minas. Una vez calcinado, el mineral se seleccionaba y se cargaba en vagones. La mina y el ferrocarril estuvieron funcionando hasta el año 1942, en que se cargó el último barco y cesó la explotación.

La actuación no está concebida como un proyecto de rehabilitación, sino de reutilización o de reciclaje. No se trataba de reconstruir una instalación industrial cuyo funcionamiento preciso desconocemos, y que es ya inviable económica y socialmente; se trataba, por el contrario, de recuperar un artefacto industrial de una naturaleza originalmente productiva, y darle un uso terciario como punto de atracción turístico, transformándolo en un mirador sobre el hermético paisaje del desierto de Tabernas. Desposeídos de su naturaleza productiva, borrados ya de la memoria colectiva los mecanismos de su funcionamiento, estos objetos hasta hace poco inanimados vuelven a la vida.

En el proyecto, el concepto del reciclaje se llevó literalmente a la práctica pues, para reconstruir el primer horno, se empleó el material encontrado entre los montones de escombros, dotando a la pieza una imagen fiel a la original. Los ladrillos y los sillares volvieron, así, a encontrar su razón tectónica, alargándose, de este modo, el ciclo vital de estas construcciones. Por su parte, los nuevos elementos se posan en el terreno con ligereza, apoyados en pies derechos, y dispuestos a ser retirados o desmontados en cualquier momento.