Promovido por la ONG Iran-e-Man, este centro educativo para niños es además un lugar de reunión y aprendizaje para los vecinos de la aldea iraní de Seyed-Bar. Con un presupuesto limitado, el proyecto contó con la participación de sus habitantes que contribuyeron física y financieramente en la construcción, diseñada por la firma de Teherán Daaz Office, liderada por Arash Aliabadi. Con 480 metros cuadrados construidos, el conjunto consta de cuatro aulas, una biblioteca, una sala multifuncional que acoge un taller de costura, y patios para juegos y actividades al aire libre. Los ingresos económicos procedentes de su uso como residencia turística y de la venta de productos textiles realizados en el taller de costura están destinados al mantenimiento de este centro comunitario.

Con el fin de crear una estructura resistente a los terremotos, el edificio sin columnas se levantó con paneles de poliestireno, perfiles de hierro galvanizado y hormigón armado. La capa de recubrimiento final está compuesta por cemento y tierra local. La forma circular del patio de la escuela y la organización de las clases están basadas en el concepto de ‘aprender juntos’, sin sistemas jerárquicos. A modo de piel lúdica, el muro circundante presenta aperturas de diferentes tamaños, inspiradas en la idea de desafiar el concepto político y social de frontera. El proyecto se inició con la motivación de promover el pensamiento crítico en los aldeanos, empoderar a las mujeres rurales, fomentar su participación y convertirla en una palanca para construir una escuela.