El foro europeo surgió en la década pasada con el fin de cubrir ciertas necesidades que en el ámbito de la formación habían detectado empresarios locales. Años más tarde el Foro se ha consolidado y ha dado lugar al Campus Empresarial, que tiene su sede en la localidad de Huarte, muy próxima a Pamplona en dirección norte. La escuela de negocios es el primer edificio que se construye en lo que será el ámbito físico del campus, una zona verde y arbolada rodeada por el cauce del Arga, el río que lo une con la capital navarra.

El edificio ocupa el centro geométrico de un mean­dro, y se posa en la pradera como un objeto; una leve inclinación del plano vegetal, resuelto en una rampa y una escalera, se aprecia como el único punto de contacto entre el paisaje y el prisma. Para dar cabida a un programa fundamentalmente académico —aulas, despachos, biblioteca— el volumen se organiza en torno al claustro tradicional, ornamentado con el preceptivo ciprés, y sitúa alrededor de él un corredor continuo primero y las aulas a continuación. En los cuatro vértices, la galería perimetral abandona el patio y aloja áreas de encuentro, abiertas al paisaje, vinculadas a los cuatro nodos de comunicación vertical. Las salas ocupan los lados del cuadrado con una estructura flexible que permite compartimentaciones diferentes según las necesidades. Dos piezas invaden el jardín central: una caja semiexenta de tres alturas aloja la cafetería en planta baja y la biblioteca en la planta superior, mientras otra pieza menor conecta dos lados opuestos del cuadrado en una crujía estrecha que contiene los aseos en dos plantas. 

Los materiales tienen por misión conferir al centro la imagen de edificio-bandera de la institución, y conseguir al mismo tiempo una relación adecuada tanto con el entorno natural como con la función que se desarrolla detrás de cada plano de fachada. Así, la envolvente exterior combina, con distintos grados de opacidad, chapa de aluminio —dispuesta en tres bandas de lamas verticales que evocan los tallos próximos del bosque— y madera, colocada en una sola banda de piezas que van desde el suelo hasta la cubierta. Una segunda piel de vidrio recorre las fachadas para proporcionar luz natural al interior de las cuatro crujías. Hacia el patio, se han empleado lamas de iroko microlaminado en las aulas y U-glass para envolver la sucesión rítmica de cajas de colores que contienen los servicios; el prisma de la biblioteca ocupa el jardín forrado de madera, y emerge sobre la cubierta metálica anunciando un interior inesperado y complejo.