Literalmente tallada en la roca, la casa parte, sin embargo, de una serie de premisas ecológicas y sostenibles. En primer lugar, ocupar un terreno improductivo, de tal suerte que la construcción continúe la tradición local de aprovechar al máximo el suelo fértil disponible. En segundo lugar, quedar oculta a la visión desde el valle, para impedir que se alteren las características del paisaje delicado que circunda la construcción. Finalmente, reciclar in situ el material obtenido por la excavación, para que pueda utilizarse como árido en la fabricación de hormigones.

Estas premisas dan pie tanto a la forma como a la materialidad de la casa. A la forma, porque, aprovechando un vacío en la roca, aquella queda enterrada, de manera que sólo afloran al exterior una serie de huecos tallados directamente en la piedra, concebidos como si fueran las ventanas o los ojos del espacio doméstico. Y a la materialidad, porque la casa, completamente camuflada en la montaña, está cubierta con una losa de hormigón que, al incorporar los áridos reciclados, entona con el color de la piedra circundante. Por lo demás, el programa se distribuye en dos plantas. La inferior cobija la zona de noche, mientras que la superior alberga el resto de estancias. Las dos se abren a un patio central, desde el cual es posible capturar, enmarcadas por la roca, las espléndidas vistas sobre el Valle de Venosta...[+]