Los dos nuevos volúmenes que se erigen en la ciudad alemana de Bielefeld tienen por objetivo acentuar y estrechar la relación existente entre dos de los elementos estructurales de la urbe —la fortaleza medieval de Sparrenburg, construida en el siglo XIII; y el parque de Johannisberg, en funcionamiento como tal desde el siglo XIX—, y así generar una identidad común que realce el valor y la importancia simbólica de ambos lugares. El primero de ellos, un centro para los visitantes del castillo, se aproxima a la muralla de este y toma su forma de una interpretación del perímetro mural; por su parte, el punto de información para el parque es paralelepipédico y se sitúa de manera aislada con respecto a su entorno. A pesar de sus evidentes diferencias formales, los dos edificios comparten un lenguaje material, espacial y estético que se traduce en una idéntica utilización del hormigón gris comprimido por capas; en unas dimensiones equiparables; en una similar distribución interior, que organiza el espacio siguiendo un patrón modular y ortogonal; y en un tratamiento parejo de la fachada y de los huecos. En este sentido, el comportamiento conjunto de las dos obras se asemeja al de una pareja de mellizos: aunque sus diferencias sean esenciales, ciertos rasgos que los caracterizan son, al tiempo, lo suficientemente coherentes como para hermanarlos.