A las afueras de Oporto, a orillas del río Duero, la ausencia de planeamiento urbanístico con la consiguiente proliferación de construcciones desordenadas ha acabado por configurar un perfil caótico y de escaso valor estético. No obstante, la belleza del río, el dibujo lejano de la ciudad y la proximidad del mar han conseguido que permanezca latente el encanto del lugar. Sensibilizados con esta belleza, los clientes no dudaron en adquirir un solar de la periferia, junto a una vía principal de acceso, conscientes del gran potencial que en él subyacía. El proyecto para la vivienda partió con unas premisas claras y casualmente íntimamente relacionadas con el nombre del lugar: Ribera del Abad; había que realizar un ejercicio de aislamiento y abstracción, concentrándose en la difícil topografía y en la relación con el agua y con el panorama por medio de un diseño que negara el entorno inmediato hasta hacerlo olvidar.

La inclinación del solar, con una diferencia de cota de más de trece metros entre el punto más alto y la calle situada en la posición más baja, condicionó la colocación de una serie de plataformas donde se desarrollara la vida tanto en el interior como en el exterior. Se construyen muros de contención para cerrar y dar forma a la vivienda. Estos se complementan con paramentos paralelos y perpendiculares a la pendiente conformando así las distintas estancias. El programa muy jerarquizado se distribuye para crear ámbitos de distinta naturaleza. En planta baja se extiende el área social en un cuerpo alargado que alcanza los 43 metros en la dirección paralela a la vistas. En contraposición, la planta superior alberga las estancias más privadas y se aloja en una pieza perpendicular a la pendiente que se lanza hacia el paisaje con un gran voladizo de cinco metros en un intento de querer independizarse y atrapar las vistas. En él se sitúan los tres dormitorios principales, dejando los dos cuartos de invitados en la parte posterior de la vivienda. Este cuerpo suspendido sirve a su vez como visera que enmarca el panorama y da sombra protegiendo del profundo sol de oeste las salas inferiores.

La superposición de las dos piezas principales a las que se añaden y sustraen volúmenes (prismas que sobresalen para servir como lucernarios o vacíos que sirven como patios), sumado a la elección de una envolvente metálica, consiguen evocar contenedores de mercancías apilados a la orilla del río listos para su carga. El cerramiento está realizado en zinc por su gran durabilidad en un entorno marino. Éste se completa con paramentos de pizarra, de granito y de hormigón visto... [+]