Esta casa de 240 metros cuadrados está cerca del Memorial Park, un espacio público que es a la vez una de las reservas naturales más importantes de Houston. Este contexto influye en el modo en que la pieza se ubica en su entorno, definido por árboles de porte, entre los cuales destaca un gran roble situado frente a la parcela que se integra totalmente con la arquitectura para convertirse en una especie de pérgola viva y acogedora que da la bienvenida al visitante.

La casa, de dos plantas de altura, entrelaza su arquitectura con un generoso jardín dispuesto en la parte posterior de la parcela para generar un espacio privado y cercado. Las zonas de estar y el garaje se disponen en la planta baja, mientras que los dormitorios y un pequeño estudio ocupan la superior. Todos los espacios quedan bañados por la luz natural que entra a través de ventanas estratégicamente situadas para enmarcar las vistas sobre el barrio y el horizonte verde del Memorial Park.

Los acabados de la vivienda están hechos con materiales baratos, sencillos y duraderos —ladrillo, enfoscado de mortero y planchas de acero galvanizado—, que contrastan con las pretenciosas y desmesuradas construcciones hechas de forma acelerada que están proliferando en lo que una vez fue un barrio rico de casas modestas.