Situada junto al estudio de Carlos Jiménez, en la calle Willard de Houston, la Casa Crowley supone una nueva variación sobre el conjunto que el arquitecto viene ampliando desde 1983. La pieza se coloca en paralelo al estudio y, con sus 280 metros cuadrados, establece y refuerza las resonancias arquitectónicas entre los edificios.

La casa, de dos plantas, consiste en dos unidades, una superior y otra inferior, independientes de hecho aunque conectadas a través de una escalera común, como si fueran las dos plantas de un dúplex. La planta baja, que es la más pequeña, contiene dos dormitorios, una sala de TV, la cocina, el comedor y una sala de estar. Estos espacios se abren a un patio privado y a una serie de jardines alargados que se extienden por los laterales de la parcela. Por su parte, la planta superior adopta la forma de un loft abierto que abarca toda la longitud de la casa, y disfruta, por tanto, de vistas sobre el patio y la calle Willard y, hacia el este, sobre el horizonte de Houston.

Los suelos de terrazo y piedra subrayan la materialidad esencial de una casa ya de por sí resuelta con pocos detalles. La ligera pieza de aparcamiento contrasta con la solidez del alzado hacia la calle, pero los dos conforman un conjunto unitario. Es entre ambos donde se sitúa el acceso a la casa.