La parcela donde emerge la vivienda está situada en uno de los barrios que habían pertenecido a los antiguos predios del cinturón verde de la ciudad argentina de Córdoba. El objetivo fue mantener los árboles del terreno, aprovechando la protección solar que ofrece la masa arbórea. Para evitar perjudicar sus raíces, la estructura está apoyada sobre pilotes de 20 centímetros de diámetro y las vigas riostras se ubican sobre la superficie, conformando un zócalo de hormigón. Adaptadas a los huecos sin vegetación, las zonas comunes de la casa están fragmentadas en tres volúmenes. Orientado hacia el norte, el bloque rectangular de los dormitorios presenta un alero de hormigón, que permite el acceso de abundante luz solar en invierno y nulo en verano. Un patio central sirve de elemento conector entre las diferentes estancias, favoreciendo la ventilación y la iluminación naturales. Un muro de ladrillo con 18 centímetros de espesor y lana de vidrio en su interior logra el coeficiente de transmitancia térmica deseado.