A menos de media hora del centro de Estocolmo, esta casa se construye en los arbolados parajes de la isla de Värmdö, una ubicación escogida para satisfacer las necesidades de una familia que deseaba disfrutar de la tranquilidad de la naturaleza virgen sin dejar de tener a mano las comodidades que ofrece la ciudad. La extensa parcela abarca desde las aguas del fiordo, donde se levanta un pequeño cobertizo para embarcaciones, hasta una meseta abierta en la cima de una colina, en la que se asienta la vivienda principal. En esta posición dominante sobre el paisaje, la construcción se alza con un escultórico apilamiento de tres plantas en forma de cruz, giradas 45 grados respecto a la anterior y alternando testeros ciegos de hormigón con terrazas abiertas a las privilegiadas vistas del archipiélago, y que quedan encajadas entre los brazos para protegerse del viento. Esta operación crea un cierto efecto laberíntico y permite lecturas alternativas de la casa desde la distancia, confiriéndole al mismo tiempo una cualidad sólida y transparente. El interior se distribuye en torno a la escalera de caracol, que recorre los tres niveles y organiza el programa en sección: con la entrada y espacios de servicio en el nivel inferior, las zonas sociales y la terraza principal en el intermedio, y con las habitaciones privadas la parte superior.