La casa está localizada en una zona residencial en Kanazawa (prefectura de Ishikawa), en la región de Hokuriku, la más lluviosa del país. El proyecto está inspirado en la tradición arquitectónica local y su objetivo es crear espacios donde el usuario pueda vivir en contacto con el contexto natural —luz, viento, sonidos ambientales...— mientras permanece refugiado en el interior, tratando así de armonizar la vida de las personas con los elementos del entorno, tanto positivos como negativos.

La casa propone una reinterpretación del doma, un espacio para la interacción personal y las tareas de cocina, que se plantea aquí como un jardín interior protegido bajo una gran cubierta que captura los rayos solares, lo que permite la apertura del espacio incluso en invierno. La entrada de radiación solar varía en función de las estaciones; se obtiene así un interior fresco en verano y cálido en invierno, y un elevado nivel de eficiencia energética. Como en la arquitectura tradicional, entre interior y exterior se suceden diferentes capas, que pueden ajustarse dependiendo de las condiciones atmosféricas. El ajuste de estos elementos consigue que los sonidos del viento, la lluvia o los truenos parezcan más lejanos, permitiendo el disfrute de las estaciones y de las vistas desde el confort del espacio interior.