Situada en las Montañas Rocosas, la casa está construida con madera, acero y vidrio, tiene una sola planta y está formada por un conjunto de volúmenes organizados a lo largo de un eje central.

Su estructura se inspira en las soluciones de la arquitectura vernácula: moduladas a 46 centímetros, las vigas de madera de abeto Douglas definen toda la construcción, y sólo se emplea el acero allí donde luces mayores lo exigen. Por lo demás, tanto las separaciones como los revestimientos interiores y exteriores se resuelven con el mismo tipo de madera que las vigas. También los montantes de acero inoxidable de la carpintería de vidrio de la fachada siguen la modulación de 46 centímetros que rige la cubierta, dando pie a una pantalla casi inmaterial que abre la casa al paisaje circundante.

Todos los espacios se conectan a un eje central de 40 metros de longitud: algunos orientándose a las vistas sobre la montaña; la mayoría mirando al valle. Se produce así un recorrido definido por la variedad de las vistas a lo largo del eje: unas, más amplias, hacia el paisaje; otras, más domésticas, hacia patios y jardines interiores. En el centro de la casa, el eje de conexión se ensancha para dar cabida a la sala de estar principal. Desde aquí se accede a dos habitaciones superiores con techos inclinados cuyas ventanas enmarcan el paisaje de la montaña.