Kenneth Frampton

Este es el tercer edificio realizado en Manhattan por Renzo Piano Building Workshop y resulta, con mucho, la obra más plásticamente ambiciosa que ha construido el estudio hasta la fecha. Y es la única en la larga trayectoria de Piano que se acerca a la visión constructivista del ‘condensador social’.

La primera imagen que sugiere el edificio es la del giro en planta del volumen de dos alturas con frente a la Gansevoort Street, que permite cobijar el llamado largo, un espacio conectado con el final de la High Line que atrae al público hasta el vestíbulo de entrada. Este se expande por sus lados este y oeste para hacer sitio a un restaurante y una tienda abierta a la West Side Highway y, como telón de fondo, al río Hudson. El vestíbulo da a un frente de tres ascensores públicos y un montacargas de servicio, junto a una escalera que sube a las salas expositivas y baja hasta el guardarropa y los aseos. Entre la escalera y el restaurante hay una pequeña galería de planta cuadrada donde se presentan las obras que dieron origen al museo, en especial la Colección Vanderbilt Whitney Studio Club, fundada en 1918 por Gertrude Vanderbilt Whitney, cuyo seductor retrato de cuerpo entero pintado en 1916 la muestra señorialmente reclinada, con una chaqueta azul, adornos dorados y pantalones verdes, como invitando al visitante a pasearse por los orígenes de la institución. A partir de aquí, la circulación lleva directamente a la última sala expositiva situada en la planta más alta, como en el Museo Guggenheim de Bilbao, y no hay otra opción para proseguir el trayecto que un lento descenso atravesando las otras tres plantas del museo. La sala de la última planta, con sus casi cinco metros de altura, es el único espacio del recorrido dotado con luz natural, que se filtra a través de un lucernario con forma de diente de sierra. Este posee un sistema de lamas accionadas mediante un servomecanismo, que se combina con una estructura de acero visto para conformar el techo más constructivista del museo.