La nueva Modern Wing para el Art Institute de Chicago no sólo supone la ampliación más ambiciosa acometida por esta institución, sino que además convierte a este museo en el segundo por tamaño de los Estados Unidos. Consistente en dos pabellones conectados por un largo vestíbulo central, la Modern Wing ofrece tres niveles con exposiciones, además de servicios como una tienda, un puesto de venta de entradas y guardarropa, una cafetería, un restaurante y un jardín interior.

El pabellón del lado este alberga, además de un espacio educacional, galerías para la exposición de cine, video y nuevos media en planta baja, y espacios para la colección permanente de arte contemporáneo y de arte moderno europeo en la primera y segunda planta respectivamente. Este último nivel cuenta con un innovador sistema de protección solar por encima de sus lucernarios: una ‘alfombra flotante’ de lamas de aluminio orientadas al norte que ‘levita’ sobre la estructura, permitiendo la entrada selectiva de luz y creando las condiciones lumínicas precisas que requiere un museo de estas características. Este dispositivo, que evoca la superficie horizontal y reflectante del cercano Lago Michigan, permitirá un ahorro energético del 50% en la iluminación y climatización del edificio. Todos los niveles disfrutan de espectaculares vistas del Millennium Park y del perfil del centro de Chicago; un privilegio con el que no cuenta ninguna otra localización similar en la ciudad.

El pabellón de lado oeste, por su parte, acoge los servicios de apoyo para los visitantes y una galería para exposiciones temporales de arte moderno y contemporáneo en planta baja, reservando la primera planta a exposiciones del Departamento de Arquitectura y Diseño, y la segunda a una terraza a cielo abierto para muestras temporales de escultura contemporánea. La terraza permanece abierta todos los días del año gracias a un sistema calefactor que funde los depósitos de nieve. Frente a ella se produce el encuentro con una pasarela peatonal, también diseñada por RPBW, que conecta el museo con el Millennium Park.

La piedra caliza, empleada con profusión tanto en el edificio de estilo Beaux Arts original como en ampliaciones posteriores, ha sido la encargada de dar expresión material y constructiva a la secuencia de muros paralelos que estructuran la nueva intervención. Entre estas costillas, sólidas y masivas, se sitúan los paños de vidrio y acero de las salas de exposición, dotando al conjunto de un sentido de ligereza y transparencia que facilita su integración con el parque adyacente y con el lago.