La luz cambiante, las colinas peladas y los cielos abiertos de Struer, al norte de la península de Jutlandia, llamaron la atención de un pintor local que construyó aquí su residencia a finales de los años treinta, en una de las laderas que caen hasta el océano. Algo más cerca de la costa —dibujada en esta zona por Nissum Bredning, una lengua del Mar del Norte que se adentra en la tierra— y con la misma orientación que la casa principal, se ha construido ahora el pabellón de invitados de la misma, con un programa mínimo y completamente entregado al sobrecogedor paisaje.

Uno de los objetivos fue atrapar la luz del cielo en una secuencia espacial única, levantando un solo edificio que observado desde cualquier punto no interrumpiera el perfil de la colina. Para ello, se construyó un contenedor formado por dos elementos: una solera de hormigón revestida de basalto, y una cáscara de cobre. La solera es un plano continuo que sirve de basamento a toda la casa, desde la terraza de la mañana (naciente) hasta la de la tarde (poniente). La concha metálica da forma tanto a las cuatro fachadas del volumen como a su cubierta: como cerramiento vertical, es ciego hacia el sur, donde se encuentra la ladera inmediata, y se abre con amplios ventanales en los testeros y en la cara norte, desde donde se observa el mar con un ángulo de 200 grados; como cubierta, se inclina levemente en paralelo a la pendiente, surcada por un lucernario que recorre de lado a lado el pabellón.

La organización interior responde a la pretensión de crear un espacio único: las estancias principales (estudio, comedor, sala de estar, baño y dormitorio, en este orden) se suceden de oeste a este sobre la piedra pulida, mientras las secundarias (cocina, almacén y aseo) se alinean en una banda de servicio cerrada por puertas correderas de madera. La iluminación cenital señala la separación entre ambas áreas, apoyando además el paso bajo las piezas de vidrio que relacionan visualmente todo el interior. Una estructura de perfiles de acero soporta el volumen. La cubierta y la fachada sur se configuran por medio de una subestructura de paneles de madera ajustados a la modulación impuesta por los pórticos estructurales. El revestimiento exterior de planchas de cobre se ha colocado sobre un fieltro aislante. Ligeramente abollado por la compresión contra la lámina de aislamiento, y con diferentes grados de oxidación —en función del distinto nivel de exposición al exterior—, el revestimiento de cobre se vuelve rojo, verde o incluso de color negro, convirtiendo este pabellón para invitados en una variación cromática del paisaje circundante... [+]