La residencia se sitúa entre las abruptas cordilleras paralelas a la costa al oeste y de Los Andes, cerca de la población chilena de Talca. El cobre que envuelve la cubierta y las paredes exteriores —segundo experimento realizado por el arquitecto con este material—, define decisivamente su imagen exterior hasta el punto de prestar su nombre al edificio. La aleación del metal electrolítico modulada en planchas permite configurar un volumen que remite a los abundantes y pesados mantos de tejas caídos sobre el terreno circundante.

Partiendo de geometrías sencillas, las trazas de la construcción sufren ligeras deformaciones que varían las alturas de los techos en sección para adaptarse al uso que contienen, modificando a la vez el perímetro rectangular de su huella para buscar la luz del norte. Alrededor del patio interior, en el centro de la única planta que contiene la casa, el programa doméstico se distribuye separando nítidamente los tres dormitorios de las piezas más sociales. La luz que proporciona este vacío guía las circulaciones interiores en invierno, y durante el periodo estival los recorridos diagonales quedan habilitados mediante la apertura de sus superficies vidriadas. De esta manera, las distintas estancias configuran con el jardín y el paisaje un espacio continuo... [+]