Tres son las premisas de las que parte este proyecto residencial situado en el municipio catalán de Salou. El deseo de Alba de un tejado inclinado con vigas de madera vista, la preferencia de Oriol por una casa que conecte con el jardín sin sacrificar la privacidad, y la decisión de la pareja de que la mayor parte de la planta baja estuviera conectada con el exterior.

Explorando la apertura, la proporción y la forma, el lado norte, cerca de la entrada, alberga dos dormitorios individuales que comparten un cuarto de baño, y la fachada sur, un amplio espacio con zonas de estar. Estas se abren por completo a un área sombreada exterior, inspirada en la arquitectura colonial sudamericana, con galerías de tejas de tonos rojizos y pilares cuadrados, que funciona como pieza de transición y de estar. El dormitorio principal está en el lado este de la casa, con acceso directo a la piscina. La planta superior diáfana contiene un estudio y una sala de juegos.

Los muros de ladrillo de hormigón celular de una sola capa de 40 cm de espesor, el suelo de hormigón con calefacción integrada y la cubierta de doble capa con 20 cm de aislamiento de corcho y tejas ventiladas aumentan el confort y reducen el consumo de energía.