Concebido inicialmente como una vivienda levantada sobre un podio, a la que se le fueron añadiendo plantas para albergar un hotel, este edificio se convirtió posteriormente en una residencia geriátrica. Después de trece años de abandono, la construcción se reutiliza evitando el derribo, idea inicial del proyecto, para acoger 27 apartamentos en seis tipologías diferentes.

Cumpliendo con funciones técnicas y estéticas, se emplea la cerámica en un solo formato: la rasilla tradicional. Las baldosas en acabado natural y las esmaltadas en color verde vinculan la fachada con la historia del lugar, siguiendo la tradición constructiva modernista y novecentista de las casas de veraneo en Salou.

Entre las intervenciones para rehabilitar y transformar el edificio se encuentran: la conservación y el refuerzo de la precaria estructura existente; la reorganización completa de las plantas, que sitúa las unidades habitaciones en el perímetro de la fachada; la eliminación de la buhardilla existente; la apertura de nuevas ventanas en las fachadas laterales, manteniendo las existentes en las frontales; finalmente, se ha abierto al exterior el cuerpo en planta baja que contiene la recepción y el restaurante.