En el cementerio del lago que abastece de agua a Tokio, el Sayama, la Capilla del bosque crece entre los árboles de un denso bosque, resonando con su contexto tanto por su geometría como por sus materiales. Sin adscribirse a ningún culto en particular, sino intentanto crear una atmósfera que sugiera los rasgos comunes de la espiritualidad humana, el espacio de la capilla surge de la combinación de una serie de faldones alabeados que conforman una cubierta papirofléxica, abierta al exterior mediante siete grandes huecos triangulares y acristalados. El origami resultante está construido con 251 vigas de madera de alerce laminada, de distintos tamaños, fabricadas en taller con un cortadora por control numérico. Tanto la geometría como el sistema constructivo hacen posible que el edificio tenga un excelente comportamiento frente al sismo y, en este sentido, la capilla continúa la tradición de soluciones empleadas en la arquitectura tradicional, en particular el Estilo Gassho típico de la ciudad de Shirakawa-go, así como los sofisticados nudos de la carpintería japonesa. Trabajada por artesanos locales, la madera asume todo el protagonismo en los cálidos tonos y texturas del interior, pero hacia el bosque adopta un tono más neutro y frío, con su revestimiento de tejas artesanales de aluminio de 4 milímetros de espesor y elegante y silencioso acabado mate...
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