Sorprende la amplitud de criterios de la comisión que vela por la conservación del carácter de este antiguo almacén industrial en el área de la Back Bay, en Boston. El arquitecto, en efecto, ha procedido como un restaurador prudente de la decrépitas fachadas y, al mismo tiempo, como un dinamitador de la imagen original.

En efecto, a la sobria arquitectura del almacén (donde empieza ya el funcionalismo de la estructura escueta y de la fachada desnuda y acristalada, todavía aliñada con una pieza de ornamentación seudotardogótica y con la cenefa de las almenas) Gehry le superpone unos elementos expresionistas, casi brutales, de un volumen vigoroso y una textura contraria. Después de recomponer el ladrillo plano de las pilastras, de refundir en hormigón con fibra de vidrio los paneles horizontales, y de sustituir con elegancia la partición de los huecos de vidrio, añade una contradictoria marquesina de grandes perfiles de aluminio lacado, de los que cuelga una sutil lámina de cristal. La adición se complica en la fachada de Newbury Street, adonde se traslada la nueva entrada de las oficinas que han ocupado el lugar de la marquesina y los almacenes. Allí se desdobla y trepa por la pared. Solamente el hecho de que no llegue al suelo evita una cierta impresión de que está apuntalando al edificio...[+]