En el noroeste de Australia —una región de clima subtropical y paisaje desértico— los grandes rebaños de ganado migran, y con ellos los vaqueros que los conducen y que deben asentarse durante un tiempo en aquellos lugares donde se produce el pastoreo. Para darles acomodo, se ha construido esta estación pecuaria formada por doce alojamientos temporales y algunas dotaciones comunes (una sala de reuniones y una capilla), cuya mayor singularidad es su sistema constructivo. Empotrado en una duna natural, el edificio serpentea por el enclave como si fuese una delgada línea roja que contiene las tierras y que es en sí misma un producto de la tierra. Su muro de 230 metros de longitud y 45 centímetros de espesor —cuya masa permite acondicionar de manera natural los espacios interiores gracias a su inercia térmica— está construido con tierra compactada cuyos materiales se han extraído del lugar: arcilla rica en hierro; grava procedente del lecho de un río cercano; y agua de un pozo...