La Fundación Caja de Arquitectos, dentro de su colección ‘arquia/temas’, ha editado un muy recomendable libro sobre Enric Miralles. La edición, que ha estado a cargo de Josep M. Rovira, cuenta con contribuciones de diversos autores: Oriol Bohigas, Ramón Faura, Carolina B. García, Enric Granell, Peter Blundell Jones, Ricardo Sánchez Lampreave, Rafael Moneo, Carme Pinós, Antonio Pizza, el propio Josep M. Rovira, Carles Serra, Paolo Sustersic y Benedetta Tagliabue.
El libro sigue el camino iniciado por la revista DC, del Departamento de Composición Arquitectónica de la Universidad Politécnica de Cataluña, con la publicación del número doble DC 17-18/Enric Miralles 1955-2000 en febrero de 2009. Un camino que tuvo su continuación en el curso de verano ‘Alegoría del tiempo: la arquitectura y el universo de otro Enric Miralles’ que, bajo la dirección de Josep M. Rovira, tuvo lugar en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en julio de 2009.
En palabras de Josep M. Rovira, «este libro pretende ser el primero dedicado a interpretar la arquitectura de Enric Miralles»; para ello, veinticinco artículos recorren el conjunto de su obra, que se agrupa principalmente en cuatro épocas: el periodo de formación de 1972 a 1987; sus trabajos con Carme Pinós entre 1983 y 1990; sus realizaciones en solitario de 1990 a 1994; y, finalmente, sus últimos proyectos con Benedetta Tagliabue entre 1994 y 2000.
El volumen, en su recorrido más o menos cronológico por las obras de Enric Miralles, trata de acercarnos a su personal mundo, a sus múltiples y complejas referencias, y a su bien conocida pasión por la lectura, compartida con muchos de los autores que escriben en él. Lo más reseñable de este libro es el hecho de que, como todo buen libro, nos lleva a otros, nos abre las puertas a nuevas lecturas, haciéndonos sentir, en ese viaje por lecturas prestadas, más cerca de las preocupaciones del arquitecto.
Memorable es el hermoso texto ‘Una maleta llena de arquitectura’, en el que Enric Granell nos hace ‘irnos de librerías’, como llamaban con sentido del humor Enric Miralles y él a su vicio compartido, introduciendo al lector en las primeras lecturas e influencias del arquitecto: Raymond Roussel, Benoît Mandelbrot, Alejandro de la Sota, James Joyce, Raymond Queneau, Georges Perec, John Cage, David Hockney, Federico García Lorca, Ramón Gómez de la Serna, Henri Michaux, Francis Ponge y Marcel Duchamp.
Josep M. Rovira, que firma ocho artículos y el prefacio, escribe acerca de Enric Miralles con precisión y conocimiento, compartiendo con el lector escritos y citas de multitud de autores entre los que vale la pena destacar, por la profunda influencia que ejerció su pensamiento, según Rovira, en el trabajo de Miralles, a los escritores Francis Ponge y Maurice Blanchot, así como al polifacético artista y escritor Per Kirkeby.
Otros autores amplían el campo hasta lugares insospechados, citando a escritores y pensadores tan diversos como Roland Barthes, Bruno Zevi, Colin Rowe, Jacob y Wilhelm Grimm, Franz Kafka, Edgar Allan Poe, Aldo Rossi, William Curtis, Jean-Didier Urbain, Ugo Foscolo, Raoul-Auger Feuillet, Georges Simmel, Rudolf von Laban, y un largo etcétera que no hay espacio para desarrollar en esta pequeña presentación.
Encuadrado en los textos dedicados al periodo de formación de Enric Miralles, es necesario reseñar el artículo de Rafael Moneo, donde se narran las vicisitudes de su tesis doctoral Cosas vistas a izquierda y derecha (sin gafas). En este emotivo texto, Moneo muestra su aprecio por Enric como sofisticado lector ‘cuasibibliófilo’, utilizando la expresión del propio Moneo, y nos habla de la gran multitud de textos e imágenes que se entrelazaban, junto con escritores afines, en el ajustado documento presentado por el doctorando en su momento: Laurence Sterne, Anthony Ashley Shaftesbury, Walter Benjamin, Enrique Vila-Matas, Alberto Savinio, Javier Marías, Julien Green, Theodor W. Adorno, Octavio Paz, William Blake, Søren Kierkegaard, Gilles Deleuze, Italo Calvino, Franz Kafka, Santiago Ramón y Cajal, Pieter Saenredam, Susan Sontag, y muchos más. Moneo acaba el artículo afirmando que Cosas vistas de izquierda a derecha, tesis frustrada en una primera instancia, se ha convertido en un texto «crucial e indispensable para cualquier estudio crítico que de su obra se haga en el futuro».
No sabemos si Enric Miralles 1972-2000 se convertirá en un texto «crucial e indispensable para cualquier estudio crítico», pero lo que sí se puede afirmar es que el libro y sus autores tratan de aproximarnos al complejo mundo del tristemente desaparecido arquitecto, a su pasión por la lectura, a sus referencias artísticas y a sus arquitecturas predilectas. Y sobre todo nos abren ‘una maleta llena de arquitectura’, en la que el lector descubrirá la obsesión de Miralles por el constante desenredar el mundo de las ideas y de las cosas, por el pensar y repensar su propio trabajo, por el devenir del tiempo, por las múltiples ramificaciones que se abren en diferentes direcciones, por los desplazamientos constantes, por el rechazo a la mímesis, por la puesta en valor de los estadios intermedios, por el arte de iniciar pensamientos, por el camino entre inventar y representar las cosas, por su interés por las ruinas y lo geológico, por la disolución de los límites entre las cosas, por el hecho de evitar los términos medios, por lo fundacional y por el origen, por la insinuación frente a la imposición, por la vocación de dejar las puertas abiertas, por la experimentación y los experimentos, por la fragmentación y la repetición, por los garabatos y los dibujos de línea, por la caligrafía detrás de las plantas, por las palabras frente a las frases, por los laberintos y los sistemas, por los gigantes y cabezudos, por el tiempo periférico, por el orden de la danza, por la exaltación del desorden, por los lugares entre la cubierta y el suelo, por los bodegones y las naturalezas muertas, por el centro de la continuidad, por la liberación del movimiento, por las correspondencias entre el dibujo y la escritura, por los ideogramas chinos, por los milagros, por el pensamiento de los inicios, por el ensamblaje de estancias, por el deseo de conciliar lo irreconciliable, por el movimiento en los márgenes, por las transformaciones constantes, por el silencio atrapado en la geometría, por la conversación como forma de conocimiento, por el tiempo y el espacio atrapados en el movimiento, por la construcción seguida de la destrucción, por la reconstrucción y la ruina, por el pensamiento a intervalos, por las variaciones infinitas, por el desplazamiento como técnica, por el «preferiría no hacerlo», por la vida y la arquitectura como obras inacabadas, por los puntos suspensivos.