Sobre el chaflán de una antigua manzana industrial, Álvaro Soto y Javier Maroto han construido para la EMVS de Madrid un edificio de viviendas de realojo que resuelve la difícil geometría del solar mediante dos movimientos. Por el primero, los cuatro pequeños bloques de que consta la promoción —definidos por quiebros y movimientos en su fachada— se elevan sobre un zócalo de locales comerciales en cuyos intersticios se disponen los accesos. Por el segundo, la crujía de viviendas se lleva hacia la calle, empujando los núcleos de comunicación al fondo de la parcela, lo cual permite que todas las estancias de las viviendas sean exteriores, y puedan así abrirse a la luz y la ventilación.