Que un país tan apegado a su pasado como el Reino Unido sea imagen de arquitectura de vanguardia podría resultar paradójico, pero la alta tecnología hoy es tan british como el gótico perpendicular o el estilo Tudor gracias a un grupo de profesionales que heredaron lo mejor de la tradición ingenieril decimonónica y sembraron las Islas con exquisitos despieces industriales y formas carenadas. Uno de ellos fue sir Michael Hopkins, cuyo fallecimiento el 17 de junio puso fin a una trayectoria siempre a la vera de su esposa Patty, con quien firmó obras tan señeras como el Centro Schlumberger de Cambridge, la tribuna del campo de críquet Lord’s o la Portcullis House frente al Big Ben.
The Guardian: Sir Michael Hopkins obituary