El desarrollo de las autopistas en Noruega conllevó un abandono de las rutas vernáculas que discurrían a través de las carreteras nacionales. Esta circunstancia, común al resto de Europa, fue especialmente grave en el país nórdico debido a los espectaculares paisajes que así se dejaban atrás. Por eso, mediante una iniciativa que comienza en 1993 y que hoy sigue en marcha, se emprende el proyecto de recuperar 18 de estas carreteras a través de intervenciones arquitectónicas, artísticas o paisajísticas que buscan dotar el camino de servicios y marcar hitos naturales. De esta forma, no sólo se sigue apoyando a los pueblos remotos que quedan desconectados de la red viaria principal, sino que se lleva a cabo un programa totalmente novedoso que es además un reclamo turístico y cultural.
Las 18 rutas y más de 1.600 kilómetros que recorren el país de norte a sur tendrán, en 2024, alrededor de 250 áreas de descanso y miradores cuidadosamente diseñados por distintos estudios de arquitectura. Hoy en día el proyecto ya cuenta con el 60% de las instalaciones, en su mayor parte firmadas por equipos de origen local como Snøhetta o Reiulf Ramstad pero también por estudios internacionales como el de Peter Zumthor.