La exposición ‘Madrid acuosa’ en CentroCentro recuerda los arroyos y los viajes del agua madrileños.
Entre un acuífero subterráneo y el cielo, ahí está Madrid. Entre las alturas serranas y las bajuras mesetarias, en mitad del ciclo del agua, están los madrileños. “Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son”, dice un antiguo lema de la ciudad. Madrid y el agua siempre han tenido una relación muy estrecha, aunque hoy sus habitantes no están demasiado implicados en ella: abres un grifo y sale el líquido, ya está. Un líquido que, además, en esta urbe tiene fama de ser de altísima calidad. El primer nombre árabe de la ciudad, Mayrit, significa algo así como “tierra rica en agua”.
“Creo que es necesario que los madrileños se reconecten emocionalmente con el agua”, dice la ingeniera de montes y paisajista Malú Cayetano, comisaria de la exposición ‘Madrid Acuosa’, que se puede ver en el centro cultural CentroCentro hasta el 9 de mayo. Según relata la muestra, Madrid fue una ciudad muy vinculada a sus arroyos, a sus viajes de agua, a sus fuentes y aguadores, incluso a su río Manzanares tantas veces ridiculizado (“aprendiz de río”, le dijo Quevedo) por su bajo caudal...
El País: Reconectar la ciudad con el agua